Es importante fijarse en los prados y las cabañas que encontramos diseminadas, construidas con piedra arenisca y con usos bien diferenciados.
En primer lugar, están las destinadas al ganado, que es su uso original, pero también encontramos otras en donde no existe ganado y se usan como primera o segunda vivienda
y por último las destinadas a alojamiento rural. Las cabañas, tanto por su arquitectura como por el uso dado en el pasado, son un elemento patrimonial de alto valor que conforma el típico paisaje rural de la zona.
En el camino natural de ascenso nos encontraremos con zonas de brezal incluido en los Hábitats de Interés Comunitario por su gran valor ecológico.
También podemos observar los cambios que se están produciendo en el paisaje vegetal en los últimos años, provocado fundamentalmente por el descenso de la actividad ganadera en la zona.
Asimismo, si miramos con detenimiento veremos pastos y prados colonizados por helechos y brezos, generando un mosaico en donde la ganadería está en regresión desde hace algunos años.